Valle, Ballina y Fernández S.A.

La producción de sidra es una de las industrias tradicionales de Asturias y su elaboración en los pequeños lagares, según procedimientos artesanales, estuvo en sus principios dirigida básicamente al consumo familiar. Será a partir de mediados del siglo XIX cuando hagan su aparición una serie de potentes empresas dedicadas a la fabricación de la sidra, debido, por una parte, a la popularización del consumo de sidra entre las clases obreras de los medios fabriles y urbanos y, por otra, a la introducción del método de champanización, que mejoraba las condiciones de conservación y de transporte y propiciaba nuevas oportunidades de ampliar mercados. Una de ellas sería la constituida en Villaviciosa, el 24 de mayo de 1890, por los hermanos Alberto y Eladio del Valle y Ballina, farmacéutico y funcionario judicial respectivamente, y los comerciantes Ángel Fernández Fernández y Bernardo de la Ballina Fernández, bajo la denominación de "Valle, Ballina y Fernández", con el fin de dedicarse a "la fabricación de sidra espumosa y toda clase de bebidas gaseosas", más conocida por la marca de fábrica "El Gaitero". Establecida inicialmente en la propia villa, en 1896 se instala en la finca El Porreo de la Espuncia, su actual ubicación, cuando ya contaba con cinco lagares, dos almacenes y 80 operarios, con el fin de centralizar sus procesos productivos dedicados a la elaboración de agua de seltz, refrescos de limón y naranja, sidra natural y sidra champagne. Paralelamente comenzaron las labores comerciales, fundamentalmente dirigidas al mercado nacional y ultramarino. La estrategia seguida para la expansión de la firma se llevará a cabo contando con el concurso de comisionistas y depositarios, a los que se apoyará con un gran despliegue publicitario. Ningún punto de la geografía española será desatendido, pero se hará sobre todo hincapié en el mercado colonial, objeto de especial atención no sólo para la venta de sidra, sino también para la de los otros productos con los que negociará la empresa en sus inicios como las castañas, avellanas y jamones, que llegan a enviarse a Filipinas. En 1900 Valle, Ballina y Fernández, sin perder su carácter familiar, se transforma en Sociedad Anónima, y adquiere importantes participaciones accionariales en la Azucarera de Villaviciosa y en la fábrica de vidrios y botellas Gijón Industrial. Hasta la Primera Guerra Mundial, cuando las dificultades del transporte marítimo provocan una crisis de ventas, llevó a cabo una política expansiva destinada a asegurar el abastecimiento de materias primas y amplió su presencia comercial en América con el registro de nuevas marcas: "La Llanisca", "La Alborada", "Sagardua", "El Pelotari" y Euskaria". La brllante coyuntura de los años 20 propició la recuperación y expansión de la producción y de las ventas. En 1929, la crisis internacional de 1929 provoca un periodo de recesión en los mercados americanos que lleva a la empresa a reorientar sus objetivos hacia el mercado interior y hacia la diversificación productiva (concentrado de mosto, aguardiente de sidra, coñac de manzana, mermeladas, dulces y jaleas). En septiembre de 1936 la fábrica fue temporalmente incautada por el Sindicato Único del Champán La Fusión, de filiación anarquista, aunque en octubre de ese mismo año, con la entrada de las tropas nacionales, se recobra cierta normalidad, si bien condicionada por los problemas de abastecimiento, y en 1939 la empresa cuenta ya con 325 operarios. Durante la II Guerra Mundial vuelven a resentirse las ventas en el mercado americano, que para esas fechas habían descendido a un 30% del total. En los años 50, superadas las carencias de la etapa autárquica, la empresa procedía a la renovación de su equipo productivo e iniciaba la fabricación de turrones y orientaba su estrategia comercial a la búsqueda de nuevos mercados de exportación y a campañas dirigidas a desestacionalizar el consumo de sidra. A finales de los 70, bajo la dirección de Bernardo y José Cardín Zaldívar , la sociedad vivió con inquietud la entrada en su accionariado del holding Rumasa y la retirada de los herederos de la familia Ballina. La intervención estatal de Runmasa en 1983 devolvería la normalidad a la empresa. Los buenos resultados permitían seguir reforzando la línea de negocios de la firma: creación de la sociedad Valle, Ballina y Fernández de Argentina, S.A; adquisición de Concentrados de Villaviciosa, S.A. y de embutidos La piquera; participaciones en el capital de Industrial Zaracina, Vereterra y Cangas, Champanera Asturiana y en otras destilerías; en 1989 se hacía con la propiedad de Gráficas Summa y con una empresa de fabricación de embarcaciones de fibra de vidrio.

El hecho de tratarse de una empresa exitosa, unido a que no ha variado de ubicación física desde sus inicios, explican los altos niveles de conservación de los materiales documentales de la fábrica de El Gaitero. Apenas se han producido procesos de eliminación y cuentan desde hace muchos años con un museo donde exponen toda clase de documentos y materiales iconográficos -las piezas expuestas superan el millar- abierto al público y a visitas escolares y corporativas. La creación por parte de la empresa en 1999 de una Fundación de carácter cultural marca el inicio de una política archivística moderna acorde con la calidad y volumen de los fondos que conservan.

Fondo ya extensamente estudiado y de gran interés para la historia empresarial asturiana, la historia de la emigración y sus relaciones con las colonias asturianas en América y sobre el desarrollo de la zona geográfica donde se asienta la empresa, sin olvidar la importante información que ofrece sobre estrategias publicitarias, la evolución de las técnicas litográficas y las artes decorativas en general. El depósito principal alberga 160 m.l. de documentación, tanto histórica como semiactiva, desde 1890 hasta 1999, de la que destacan, por su integridad, las series contables, los copiadores de corrrespondencia (1903-1966) y 103 archivadores AZ con facturas generales y con Gijón Fabril desde 1900 a 1975. Hay ofertas, recibos, telex y propaganda desde 1926, las tipologías más vistosas se exhiben en el Museo de la empresa.

A juzgar por la integridad que se observa en las series más significativas, no parece que se hallan producido procesos de eliminación.

Los fondos están en fase de organización y parcialmente catalogados.

La Fundación que gestionará los fondos establecerá las condiciones de consulta a investigadores y usuarios.

Buen estado de conservación para la mayor parte del fondo.

Cuentan con fondos catalogados, aunque no disponen aún de instrumentos de descripción impresos.

"Valle, Ballina y Fernández S.A.: historia de una empresa"/Francisco Crabiffosse Cuesta.- Villaviciosa: Fundación José Cardín Fernández, 2000.

Descripción: Vicente Siegrist Trelles

11 / 2000