Cienfuegos, Marqués de / Vereterra (Familia), Albuerne (Familia)/ Pertierra (Familia)/

El solar del que saldrá a fines del XIX el primer Marqués de Cienfuegos se origina en tierras de Cudillero, donde hoy existe como clara referencia a uno de los apellidos, el núcleo poblacional de Albuerne. Entre los siglos XVI y XIX se irán uniendo los apellidos Albuerne, Pertierra y Vereterra hasta conformar el grueso de la estirpe familiar y por tanto patrimonial, proceso de acumulación económica que se verá coronado con el ennoblecimiento en 1895, año en que se otorga el título de Marqués de Cienfuegos a José Pertierra y Albuerne. Diputado y médico -se conserva el título académico- fue además militar y miembro de sociedades culturales y filantrópicas tanto en tierras peninsulares como en la Isla de Cuba, donde armaría y mantendría el regimiento de Cienfuegos, constituido por voluntarios para luchar contra el independentismo cubano que acabaría triunfando en 1898. El área de influencia del linaje, además de la zona inmediata al solar fundacional, fueron los Concejos de Salas, Valdés y Navia, con las posesiones agrarias siempre como elemento principal. A lo largo de los años, la familia emparentó por vínculos matrimoniales con los apellidos Vereterra y Albuerne, hallándose probablemente en esta vinculación el origen de las posesiones en Fregenal de la Sierra (Badajoz), topónimo al que se refieren un legajo de cuentas y otro de correspondencia perfectamente individualizados. De esta casa noble saldrían cargos civiles, eclesiásticos y militares, hasta el punto de que en el tercer ámbito aparecen nombramientos de capitanes (S. XVI) en la zona de Oviedo y en el área conformada por los municipios de los Oscos, Taramundi, Vegadeo y San Tirso de Abres. Y en 1845, de las filas familiares saldría Miguel de Verretera, que resultó elegido Diputado a Cortes. A pesar del continuo apego a la tierra, los Cienfuegos no dejan de introducirse en nuevas experiencias económicas, propias de la nueva coyuntura económica del Principado. Así, en el último tercio del XIX entran a formar parte del accionariado de la ?Sociedad de Minas Unión Asturiana?, experiencia que bien puede tratarse de anecdótica si se tiene en cuenta la importancia porcentual de las posesiones agrarias en el patrimonio familiar. Fruto de tal inmovilismo fue la inadaptación al nuevo panorama económico regional, lo que motivaría el progresivo declive del apellido entrado ya el siglo XX.

La continuidad temporal del fondo resulta evidente, con lo que parece que no ha sufrido ninguna pérdida ni disgregación. Su función consistió en servir a la gestión económica y administrativa de sus titulares, debiéndose el incremento progresivo de volumen a la natural producción documental a lo largo de los siglos por parte de la institución que lo originó. El único avatar, y no merece ser tildado de tal, al que se vio sometido, fue su traslado a las actuales dependencias del Museo del Pueblo de Asturias tras su adquisición en 1998.

El archivo fue adquirido a sus propietarios en 1998.

En el ámbito cronológico, el fondo cubre el arco que va desde el XVI hasta el segundo tercio del XX, mientras que espacialmente hace referencia a la zona aledaña al solar fundacional y a los municipios de Piloña en el oriente astur, junto con los occidentales de Tineo, Navia y Valdés. Una de las primeras series que llama la atención es la referida a escrituras de compraventa, la cual, además de ser un valioso instrumento para conocer la organización y evolución del espacio agrario, permite determinar la cuantía de las adquisiciones y enajenaciones, la evolución de los precios y conocer cuáles eran las zonas de mayor atractivo para la compra. Junto a ello, el incremento de las ventas de propiedades del patrimonio familiar, nos permite conocer cuáles aran las más valoradas y que por tanto no se enajenan fácilmente ó incluso determinar un punto de inflexión, el del inicio del declive económico de la estirpe, cuando las ventas se incrementan Los testamentos, por su parte, junto a la lógica información sobre las transmisiones patrimoniales, nos acercan al estudio de las mentalidades a través de las mandas, en las que puede rastrearse la importancia de asegurar el prestigio social incluso después de la muerte. Los foros y censos son una valiosa fuente para determinar la evolución de los contratos agrarios, la evolución de los precios, en qué medida las rentas en especie se fueran adaptando al mercado al trocarse en dinerarias, etc. Por su parte, los documentos referidos a mayorazgos nos ponen en contacto con lo que era el núcleo esencial de la fortuna familiar y que por tanto se convertía en inenajeble e inincautable, generando, por su valía, a lo largo de los siglos, no pocos pleitos entre miembros de la familia. Por último, es preciso hacer referencia a un legajo de correspondencia dedicado al Regimiento de Cienfuegos, cuerpo expedicionario que mantuvo el Marqués de Cienfuegos en Cuba entre 1895 y 1898 para ayudar a aplacar la insurrección independentista. En esta unidad documental, junto a la correspondencia cotidiana, aparecen algunas cartas referidas a combates y operaciones militares que resultan de gran importancia para estudiar la participación Asturiana en la guerra del 98.

Tras la adquisición de fondo por parte el Museo Etnográfico del Pueblo de Asturias y su distribución en unidades de instalación, no es posible conocer la organización original del archivo del Marqués de Cienfuegos. No obstante, si es posible intuirla al tratarse de un fondo orientado a la gestión económica y administrativa diaria de los bienes y rentas de la casa, redundando ello en la organización siguiente: 1-Escrituras de compraventa. 2-Testamentos. 3-Cartas de hidalguía y genealogías. 4-Correspondencia privada. 5-Correspondencia Militar (Regimiento de Cienfuegos) (Incluye hojas de servicios) 6-Foros y Censos. 7-Mayorazgos. 8-Cuentas. 9-Inventarios de bienes. 10-Instrucciones/Memoriales/Dictámenes.

Libre acceso

Buen estado de conservación.

Inventario, realizado en 1999.

Ingeniería Cultural Siglo XXI

12 / 2003